Se cumplió ayer, en el día en que se celebra en México la Libertad de Expresión, el primer año de detención y encarcelamiento del aprendiz de dictador y enemigo de las libertades constitucionales, Pablo Abner Salazar Mendiguchía.
El mismo, que en el año 2000, fue exhibido por el periódico Cuarto Poder y su director general, Conrado de la Cruz Jiménez, como el usurpador de un título y una cédula profesional con la que se acreditaba como abogado, que pertenecía a una mujer que nunca se imaginó que su documentación otorgada por la Secretaría de Educación Pública, para ejercer el Derecho, sería utilizada para encubrir una licenciatura inexistente, de quien en diciembre de ese año sería fraudulentamente gobernador de Chiapas.
Una detención llevada a cabo en el aeropuerto de Cancún, del ex mandatario, que desde el primer minuto de su arribo al poder y hasta el último minuto de su gestión en diciembre de 2006, dio rienda suelta a sus traumas y frustraciones, convertidas en venganzas perversas, arbitrarias persecuciones, allanamientos ilegales, acoso fiscal, detenciones arbitrarias, torturas, amenazas, encarcelamientos y auto exilio de comunicadores, empresarios y ex funcionarios del sexenio anterior de Roberto Albores Guillén.
Los cargos iniciales en su contra por parte de la Administración actual -peculado por 104 millones de pesos, asociación delictuosa, abuso de la función pública, entre otros-, son hasta ahora leves, comparados con el grave y doloroso daño que causó a las familias de quienes fueron encarcelados injustamente y que actualmente se encuentran libres, al no haber existido razón para la privación de su libertad.
Similitud de Salazar Mendiguchía con el usurpador y asesino, Victoriano Huerta, que para saciar sus ambiciones de poder, eliminó a principios de 1913, al Presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez. En su desquiciamiento total, atentaría contra la vida del senador chiapaneco Don Belisario Domínguez, por su osadía de alzar la voz para condenarlo por sus crímenes y exigir su renuncia.
A 99 años de distancia, la hazaña del insigne chiapaneco sigue presente en México, como ejemplo heroico de la defensa del derecho constitucional ciudadano a manifestarse contra la opresión de ayer, que con Pablo Abner adquirió vigencia.
Una libertad, secuestrada durante la gestión del "abogado", al decretar la "Ley Mordaza", que aplicó impunemente contra quienes no pensaban y actuaban como él. Un individuo trastornado, que debió haber sido puesto a disposición de la justicia, una vez descubierto, por la defraudación cometida al atender durante varios años anteriores, asuntos legales sin haber terminado la carrera y utilizar título y cédula robados. Pero no ocurrió así.
Celebración en Tapachula este jueves 7 de junio, del Día de la Libertad de Expresión, ante la estatua de Don Belisario, organizada por la Asociación de Prensa, Radio y Televisión de la Costa de Chiapas (APRYTCH), en la que participaron las organizaciones de periodistas más representativas de la ciudad, y se recordaron los ilícitos cometidos por Salazar Mendiguchía, en contra de los medios de comunicación de la entidad, editores, reporteros y columnistas.
Pablo Abner sigue tras las rejas, pero su permanencia está en duda, toda vez que no se observa contundencia y precisión en los cargos levantados en su contra por la autoridad. Todo parece tan superficial y poco serio y profesional, como los desplazamientos, primero de un centro penitenciario de alta seguridad (El Amate, en Cintalapa), a otro sin ese rango y con peligro de una fuga, en Huixtla.
Vendría el retorno a El Amate, luego de haberse amparado contra el cambio a Huixtla, donde disfrutó de privilegios no permitidos a ningún reo sujeto a proceso, tales como el uso de una computadora, internet, teléfono celular y otorgamiento de entrevistas a periodistas de la ciudad de México.
Canonjías nunca antes vistas en un centro de reclusión, desde donde utilizó las redes sociales para generar una imagen de víctima al autonombrarse preso político.
Ahí, en su encierro de un año, Salazar Mendiguchía se ha quejado de ser objeto de todo tipo de abusos, curiosamente los mismos que él como gobernador espurio, cometió en contra de seres humanos indefensos.
Todavía recuerdo cuando en septiembre de 2002, al término del partido de futbol Pumas-Jaguares, que ganarían los primeros en el estadio de Tuxtla, dialogué con el entonces gobernador, a quien le transmití el interés del director y dueño de Cuarto Poder, Conrado de la Cruz Jiménez, de llegar a un acuerdo para terminar con el acoso gubernamental contra el diario, como venganza por haber difundido la suplantación de una profesión universitaria.
Su respuesta fue tajante: "Dile a Conrado que no voy a descansar hasta verlo arruinado o muerto", mientras su fiscal Mariano Herrán Salvatti, me pedía que le informara a mi amigo, que tenía instrucciones de Pablo Abner de "pegarle a Conrado donde más le va a doler".
Y así fue. El golpe se dio contra su hijo Conrado de la Cruz Morales, inventándole todo tipo de delitos. Fue detenido y encerrado en la prisión de Cerro Hueco, en Tuxtla Gutiérrez, y transferido después a El Amate.
Paralelamente, la embestida contra el fundador de Cuarto Poder y su esposa la maestra María Morales Ruiz, orillándolos no solamente a abandonar el estado, sino el país para refugiarse en Estados Unidos. Conrado hijo estaría tres años y medio privado de su libertad injustamente. Sería liberado a finales de diciembre de 2006 por el gobernador entrante Juan Sabines Guerrero. Tres semanas después, moriría en Miami, Conrado de la Cruz Jiménez, sin poder ver a su joven hijo fuera de la prisión, quien por cierto, fallecería un año después de abandonar su confinamiento.
Pablo Abner Salazar Mendiguchía, debe pagar y caro, todos los atropellos cometidos, hasta ahora impunes. La ley debe aplicarse sin piedad contra quien no la tuvo hacia sus gobernados. La defraudación de muchos miles de millones de pesos a los damnificados del huracán Stan, podría ser la puntilla. Así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario